EL RENACIMIENTO EN LATINOAMERICA

EL RENACIMIENTO EN LATINOAMERICA

Capilla posa del convento de Huejotzingo .La capilla posa es una tipología arquitectónica originaria de América Latina y que alcanza su máximo esplendor durante el siglo XVI en México. Tradicionalmente se construían en las esquinas de los atrios y entre las más hermosas están las cuatro del convento de Huejotzingo, en el estado mexicano de Puebla. En esta imagen podemos contemplar una de ellas.

La llegada de los españoles al continente americano a finales del siglo XV trajo consigo las primeras manifestaciones arquitectónicas de influencia europea que, aunque en un principio contenían elementos del gótico tardío, pronto adquirieron rasgos típicos del renacimiento español y más concretamente del plateresco. El primer monumento de este estilo que se conserva en América Latina es la catedral de Santo Domingo. Fundada en 1523, destaca por el delicado trabajo de su portada obra del arquitecto Rodrigo Gil de Liendo. También en Santo Domingo se encuentra la iglesia del hospital de San Nicolás de Bari.

Catedral de México .La Plaza Mayor de la ciudad de México, conocida como del Zócalo por el basamento que se colocó en el centro al inicio de su construcción, y sobre el que se pensaba levantar un monumento a la Independencia, constituyó el núcleo de la antigua Tenochtitlan. En uno de los flancos de esta plaza porticada, y junto a las ruinas del templo mayor azteca, se alza la catedral, iniciada en 1573, según los planos del arquitecto Claudio de Arciniega, con una planta rectangular de tres naves, pilares de columnas y cubierta abovedada, que sirvió de modelo para otras catedrales mexicanas.

En América alcanzaron gran desarrollo tres tipologías arquitectónicas que habían tenido escasa aplicación en el Viejo Mundo: el templo-fortaleza, la capilla abierta y las ‘posas’, una especie de pequeñas capillas situadas en las esquinas de los atrios abiertos. La primera tiene su origen en la España medieval y es de carácter defensivo. Uno de los ejemplos más representativos de este tipo de edificios es el convento de Yanhuitlán, en Oaxaca, México, que conserva, por razones funcionales, la estructura masiva y vertical de las construcciones defensivas medievales. La capilla abierta tuvo gran aceptación en México por razones de culto, ya que permitía oficiar la misa en un amplio espacio abierto al que tenía acceso la gran masa de nuevos catecúmenos.
En la segunda mitad del siglo XVI se empiezan a construir grandes catedrales en Latinoamérica. La austeridad compositiva de la catedral de Jaén, en España, proyectada por el arquitecto Andrés de Vandelvira, sirve de modelo a un buen número de templos del Nuevo Mundo, especialmente a aquellos diseñados por Francisco Becerra. La llamada ‘estructura salón’, creada por Vandelvira, se mantiene en las catedrales peruanas de Lima y Cuzco, proyectadas ambas por Becerra. La disposición en tres naves, el crucero sin brazos y la ausencia de ábside, girola y cúpula, proporcionan al exterior un volumen cúbico casi perfecto. En México destacan de forma especial dos catedrales, la de Puebla, también de Becerra, y la de la ciudad de México, cuyas trazas pertenecen a Claudio de Arciniega. En Colombia se observa la influencia del español Juan de Herrera en los remates en bola de las pirámides superiores de la portada de la catedral de Tunja. Por último, en Quito, Ecuador, se encuentra la catedral de San Francisco, quizá uno de los ejemplos más hermosos de manierismo en América.
En el terreno de la escultura alcanzaron especial renombre, por el refinamiento y la calidad técnica de sus obras, Juan de Aguirre y Quirio Cataño. La pintura, por el contrario, estuvo durante este periodo más supeditada a la herencia europea. El iniciador de la tradición de la pintura de caballete en América fue el flamenco Simón Pereyns durante el segundo tercio del siglo XVI. Sin embargo, la manifestación artística más genuina de este periodo fue la pintura al fresco. Algunos de los ejemplos más destacados de esta técnica se encuentran en los conventos de Actopan (Hidalgo), Huejotzingo (Puebla) y San Agustín de Acolman (estado de México). En Quito se desarrolló por iniciativa de la orden de San Francisco la primera escuela dedicada a la enseñanza de las artes decorativas, cuyo principal representante fue fray Pedro Bedón, fundador de la escuela quiteña.

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